Como no todo van a ser crisis y déficits, queridos lectores, hoy es Carnaval. El día donde tu jefe se convierte en payaso (más si cabe), el panadero se convierte en bombero, el bombero en doctor, el doctor en policía y el policía en... bueno, no quiero faltar el respeto a nadie.
Desde mi ventanuco al mundo quiero gritar, bailar, disfrutar de un día en el que la seriedad se convierte en cachondeo, la disciplina en más cachondeo y la responsabilidad pasa por llevar una máscara puesta que nos permita desahogar el niño que todos hemos encerrado cuando nos hicimos adultos.
Disfrutemos juntos, riámonos, bailemos, cantemos, brindemos y, sobre todo, olvidémonos del día a día, de las nuestras frustraciones y mala leche. Ya, si eso, el lunes volveremos a la realidad.
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