miércoles, 22 de febrero de 2012
La oscuridad del NO
Resulta siniestro que el ser humano esté mucho más predispuesto a recibir un no que un sí. ¿Cuántas veces nos hemos abstenido de pedir alguna cosa por el supuesto "miedo" a que nos respondan de forma negativa?
Evidentemente cuando pregunto a mis congéneres por el vaso, siempre me dicen que lo ven medio lleno. Supongo que creen que siendo unos falsos optimistas quedan medio bien de cara a la galería.
También decía el listo del pueblo que un pesimista es un optimista bien informado pero... ¿por qué? Supongo que será mejor que dentro de nuestras herramientas de la psique contemos con la llave inglesa ficticia de la realidad y no nos embotemos con pastillas de mil colores que sólo consiguen atascar nuestras emociones en una nube de algodón repleta de ponis de crines rosas.
Definitivamente la negación nos resulta cómoda, nos permite controlar nuestra rutina y a los que nos rodean. Sin cambios dramáticos que nos obliguen a adaptarnos darwinianamente hablando. A veces el ser humano es tan necio que no se da cuenta de que necesita el cambio y que cualquier cambio no siempre es traumático aunque trastoque nuestras bases: no dejamos de ser gigantes con pies de barro reforzados por todas nuestras vivencias.
Me gustaría que por unas horas olvidemos cualquier situación que nos obstruya y tratemos de decir que sí, que hay un cambio, una nueva oportunidad para todos más allá del estatus que estamos ocupando en este momento. Y que nos pique el gusanillo del salto al vacío.
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