miércoles, 29 de febrero de 2012

Nadie es raro hasta que se demuestre lo contrario



Hoy es un día especial, como deberían ser el resto de los 365 ó 366 del resto del año. Pero hoy es un día tan escurridizo que sólo los escribimos en la agenda cada cuatro años. Los 29 de febrero son raros, extraños, esotéricos: para unos es bueno, para otros es similar al martes y 13 o viernes 13 para los anglosajones.
Me resulta gracioso este día por el simple hecho de que hay que añadirlo por el tema de la traslación de la Tierra para que no andemos en el brete de tener que colocar los solsticios y los equinoccios como la Semana Santa, es decir, cuando caiga. Yo doy las gracias a que existen mentes pensantes que me solucionan esa semana de vacaciones porque eso de calcular el Jueves Santo nunca lo he logrado captar demasiado bien.
En fin, al grano, quería felicitar a las personas que cumplen hoy años, que aunque físicamente pasen, sus edades son una cuarta parte de la mía. ¡Vaya suertudos! Y también resulta curioso que un día tan señalado sea el Día Mundial de las Enfermedades Raras, esas enfermedades que no son rentables para las farmacéuticas, pero que House atiende a una o dos en cada capítulo.
Sin ánimo de ofender, yo pertenezco a esa minoría de enfermos raros, con un síndrome de Fisher que yo no comparto porque cuando me ha dado, me ha dado a mí, así que prefiero bautizarlo como síndrome de Miss Llata. Y os confieso que no me siento especial porque hay enfermedades más duras y extrañas y que parece que no tienen cura porque no existe la suficiente investigación, a no ser que tu médico sea un loco apasionado de la medicina y se dedique en cuerpo y alma a curarte. Por eso, agradezco al Dr. Pascual del Hospital Universitario de Salamanca su entrega, su fuerza y sus sonrisas cuando todo iba mal. Pero como podéis comprobar, lectores, todo va bien y soy la blogera en prácticas que conocéis.
¡Os deseo a todos un feliz 29 de febrero! Cada uno a su manera.

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